El templo de Santo Tomás de Villanueva abrió sus puertas el miércoles 6 de septiembre por la tarde tras las obras de rehabilitación que se han prolongado por dos largos años. El estreno se realizó con una eucaristía presidida por el obispo D. Gerardo Melga y la presencia de numerosos sacerdotes y diáconos en una celebración solemnísima y rebosante de ritos singulares llamada misa de la Dedicación de una iglesia. El templo quedó mu pequeño ante la multitud de feligreses congregados.
Un rito característico de la primera misa es la colocación de reliquias dentro del altar y su posterior sellado. El párroco solicitó una reliquia de Santo Tomás de Villanueva a la diócesis de Valencia, donde reposan sus restos, y esta generosamente accedió a la entrega de una de ellas en consideración al hecho de que es el titular de nuestra parroquia. El momento culminante de esta primera misa es la unción del nuevo altar y de los cuatro muros de la iglesia con abundante crisma, que se completa con la quema de incienso en el mismo lugar. Son signos de gran densidad litúrgica pues el altar consagrado es símbolo de Cristo, y el incienso ofrecido es una forma de reconocimiento y adoración al Señor.
Es curioso el hecho de que la dedicación del templo se celebre ahora y no en el momento de su construcción en 1976. La razón estriba en que entonces no pudo realizarse la dedicación, pues el obispo nombrado en aquel tiempo para Ciudad Real, D. Rafael Torija, tomó posesión en la diócesis unas semanas más tardes.
La rehabilitación del templo se ha debido a la necesidad de reforzar su estructura, según apunta el párroco Eustaquio Camacho, y solo como consecuencia de esa necesidad se planteó una nueva distribución de los espacios litúrgicos. La obligada sustitución del cuarteado tejado de uralita y del falso techo de espuma era urgente, como también lo era la reforma de la instalación eléctrica y la instalación de un nuevo aseo.